lunes, 25 de abril de 2011

Sostenibilidad de las cajas de ahorro


La sostenibilidad, ese término tan actual y tan desconocido en su profundo significado, debe servir a nuestros dirigentes para la toma de muchas decisiones.

Una empresa del siglo XXI debe ser primero sostenible económicamente, sostenible con la sociedad y sostenible con el medioambiente. Desde el gobierno y con el apoyo de la oposición, el pasado mes de julio se aprobó el Real Decreto que “iguala en el terreno de juego a las cajas y a las entidades de crédito”, convirtiéndolas de soslayo en bancos y transformando su vertiente social en fundaciones. Además se les exigirá la presentación de Memorias de Gobierno Corporativo y Sostenibilidad en la que tendrán que ajustarse a estos principios.

Para entender el problema de las cajas primero hay que hablar de lo que diferenciaba a una caja de un banco. Las cajas son Sociedades Limitadas de Carácter Fundacional, no tienen propietarios sino gestores, no tienen ánimo de lucro, no cotizan en bolsa y no pueden ser adquiridas por capital privado.

Está más que demostrada su vertiente social y benéfica, de la cual debemos estar muy satisfechos pero… y he aquí el problema, están sometidas a control de la comunidad Autónoma donde se radique su sede social y además los órganos gestores son elegidos y pactados por los representantes políticos.

Los bancos por el contrario, se deben a sus accionistas y el beneficio debe servir para satisfacer sus ambiciones. Deben ser económicamente viables puesto que no hay Comunidad que los sustente y además son dirigidos por un consejo de Administración elegido en la Junta General de Accionistas.

La Obra Social tuvo su gran sentido en momentos pasados pero no debe ser una excusa para su permanencia y más si es a costa del dinero público. Los ciudadanos deben exigir la cobertura social a los gobiernos y no a las cajas. Ya sabemos que su origen en España fueron los Montes de Piedad, siempre con carácter benéfico, instrumentos de mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Conducía el ahorro popular y lo canalizaban hacia la inversión. Pero no hay mayor Obra Social que no suponer otra carga económica más para el propio ciudadano.

Las cajas se han transformado en los elementos de poder de las comunidades autónomas en el sector financiero. Hoy en día no se es nadie sin presencia en el sector líder del capitalismo. Los políticos han querido estar en primera fila a la vez que los banqueros más prestigiosos luchando por el poder.

Han desatendido el Primer Objetivo de una Caja de Ahorros, que es ser viable y generar beneficios para revertir a la sociedad. Para ello, han tenido que competir ferozmente con las entidades privadas, asumiendo prácticas que en otros momentos hubieran sido descartadas, pero el beneficio rápido no se encuentra ya en el negocio tradicional. Y además han utilizado el “buenismo” de su imagen para diferenciarse positivamente frente a los bancos.

Es de la Administración de quien tienen que emanar las políticas sociales, los recursos y la cobertura de las clases más desfavorecidas. Las cajas, a lo suyo y si no pueden sobrevivir en el presente que se diluyan en el panorama bancario. Los políticos a los Parlamentos y a no cobrar de estas instituciones. Y desde los gobiernos, la buena gestión y administración de los recursos económicos para satisfacer las necesidades sociales.

Miguel Zarranz

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